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domingo, 17 de octubre de 2010

NADA MAS KE LA PUTA VERDAD.

Muchos lo tachan de loco, y puede que lo este. Pero no le falta razon ninguna. ERES UN MIERDA MR.DANGER.

martes, 12 de octubre de 2010

CRISTIANO LUCARELLI EL PUTO AMO!!!




Livorno es una ciudad obrera, puerto industrial y cuna del Partido Comunista Italiano. Por esto, ser de Livorno y ser de izquierda es algo natural. Allí nació Cristiano Lucarelli, un niño que soñaba con ser futbolista. Su padre era cargador portuario, afiliado al sindicato y militante del partido. El niño Cristiano estuvo rodeado desde nacer por banderas rojas del PCI y del Livorno, el equipo de la ciudad.

A los 22 años llegó a la primera división, jugando con el Perugia. Luego pasó por Cosenza, Padua y Atalanta. Su fructífera carrera como delantero hizo que fuese fichado por el Valencia de España. Volvió a Italia donde pasó por el Lecce y el Torino. Al finalizar la temporada 2002-2003, el equipo de su ciudad natal, el Livorno ascendió a la segunda categoría. Este hecho marginal para el fútbol italiano cambiaría el rumbo del joven Lucarelli, quien quería volver a su casa natal, donde nunca había jugado. El Livorno no podía pagarle más que un modesto salario, pero Lucarelli aceptó, rechazando ofertas millonarias y la fama y comodidad de otros clubes. Este hecho es relatado en el libro “Quédense con sus millones”.


En la temporada 2003-2004 Lucarelli fue el goleador del campeonato, logrando el milagro de cumplir el sueño de los livorneses: ganar la liga y ascender a primera categoría. No sólo ganó el campeonato, el titulo de goleador y la capitanía del equipo, sino también el cariño y simpatía de toda la ciudad, pues Cristiano Lucarelli siempre se ha declarado izquierda, de la clase trabajadora, y ha llegado a apoyar, recurriendo incluso a su bolsillo, obras benéficas y huelgas de obreros.

Lucarelli había jugado en la selección italiana sub `21 en 1997, con la cual anotó diez goles en la misma cantidad de partidos. El gol que anotó frente a Moldavia lo celebró mostrando la camiseta con la efigie del Che Guevara que portaba por debajo de la oficial, imagen que se vio televisada en directo, y lo que le valió la censura de los dirigentes del calcio, quienes presionaron para evitar nuevas convocatorias de Lucarelli en los seleccionados nacionales. Solo hasta 2005 volvería a lucir la azzurra.

Con su debut en primera con Livorno Lucarelli se proclamó máximo goleador del campeonato 2004-2005, luciendo el número 99, año de fundación de las Brigadas Autónomas Livornesas (BAI), la barra del club toscano. Sus goles, que festeja con el puño izquierdo en alto, garantizaron que el equipo izquierdista permaneciera en primera categoría, algo que nadie esperaba. Y más aún, se clasificó a la copa UEFA, campeonato en el cual, con un equipo luchador y compacto, llegó a rondas finales.


Las Brigadas Autónomas Livornesas, barra del Livorno.
En octubre de 2005, el alcalde de Livorno organizó el encuentro de Lucarelli con la hija del Che, Aleida Guevara, quien visitaba Italia para recoger fondos para el hospital pediátrico cubano donde trabaja. Entre un entrenamiento y otro, el jugador comunista sacó tiempo para entrevistarse con ella, quien también se reunió con líderes de las BAI, que usan banderas con la imagen del comandante cubano-argentino. Aleida aseguró que “ese rostro es un símbolo de lucha. Espero que no se quede sólo en un mito, sino que sea un emblema para crear un mundo mejor”.

domingo, 10 de octubre de 2010

ORDEN 227


En pleno verano de 1942, mientras la dura acción alemana penetraba en el corazón de la URSS en dirección a Stalingrado, Stalin envió desde Moscú este llamamiento, conocido como "Orden nº 227": "El enemigo envía continuamente al frente nuevas fuerzas, avanza y penetra profundamente en el territorio de la Unión Soviética sin preocuparse por las grandes pérdidas que sufre, ocupa nuevas zonas, destruye y saquea nuestras ciudades y nuestros pueblos. En este momento se están llevando a cabo combates en la zona de Voronez, en el Don, en el sur y a las puertas del Cáucaso septentrional. Los invasores alemanes avanzan en dirección de Stalingrado hacia el Volga y quieren a toda costa llegar hasta Kuban, el Cáucaso septentrional y las riquezas petrolíferas y de cereales que hay en la zona. La población civil, que siempre ha mirado con amor y devoción al Ejército Rojo, empieza a desilusionarse; ya no cree en el Ejército Rojo, y una parte le maldice porque abandona a la población en manos de los
tiranos germánicos, huyendo hacia oriente. En el frente, muchos y poco cuidados individuos se consuelan hablando de la posibilidad de una ulterior retirada hacia oriente favorecida por la amplitud del terreno, el gran número de habitantes y la disponibilidad de las reservas de trigo. De esta forma, estas personas quieren justificar su vergonzoso comportamiento en el frente, pero en realidad, razonamientos de este tipo resultan totalmente engañosos y falsos, útiles sólo para el enemigo. Cada oficial o cada soldado, cada funcionario político, tiene que darse cuenta de que nuestros bienes no son inagotables y que el territorio de la Unión Soviética no es un desierto, sino que representa a trabajadores, campesinos, intelectuales, madres, padres, mujeres, hermanos, nuestros hijos. Las regiones que el enemigo ha invadido o intenta invadir representan pan y productos de todo tipo para las tropas; el subsuelo contiene los metales y el combustible necesarios para la industria, las fábricas,
los talleres y las líneas ferroviarias que suministran armas y municiones al Ejército Rojo. Después de haber tomado Ucrania, la Rusia Blanca, los territorios bálticos, la cuenca del Donetz y otras zonas, disponemos de un territorio mucho más pequeño, de una población menos numerosa, de menos trigo, menos metales, menos talleres y menos fábricas. Hemos perdido más de setenta millones de habitantes, miles de toneladas anuales de trigo y más de diez millones de toneladas anuales de metal. No tenemos ya la superioridad que teníamos al principio contra los alemanes por lo que se refiere a reservas humanas y de trigo. Retirarse ahora significaría la ruina para nosotros y nuestra Patria. Cada palmo de tierra que hemos abandonado ha servido para hacer al enemigo más fuerte, debilitándonos nosotros y nuestra Patria (...). Ya no se puede tolerar que oficiales, comisarios y funcionarios políticos retiren por su cuenta un buen número de destacamentos de sus posiciones. Ya no se puede tolerar
que, presa del pánico, algunos decidan sobre la situación del campo de batalla, arrastrando consigo en la retirada a otros combatientes, abriendo así las puertas a la invasión. Los pusilánimes y los viles han de ser aniquilados inmediatamente. Para cada oficial, soldado y funcionario político, la exigencia de no retroceder sin la orden expresa de sus superiores ha de representar una férrea disciplina. Los mandos de compañía, batallón, división, los correspondientes comisarios y funcionarios políticos que se retiran de sus posiciones sin la orden de sus superiores, son traidores de la Patria y como tales han de ser tratados. Esto es lo que pide nuestra patria. Responder a su llamada significa salvarla, provocando el exterminio del odioso enemigo y, consiguientemente, la victoria (...). El mando del Ejército Rojo ordena a los consejos militares de los distintos frentes, y en primer lugar a los comandantes que: a) eliminen el estado de ánimo típico de la retirada y eviten con mano de
hierro esa propaganda según la cual debemos y podemos retirarnos sin daño hacia el oriente; b) retiren totalmente el mando y envíen a los tribunales militares a los mando del Ejército que han permitido retirase arbitrariamente sin la orden del mando del frente; c) formar, en las proximidades del frente, de uno a tres destacamentos de detención (según sea la situación), a los que enviar los oficiales y los correspondientes funcionarios políticos de todas las armas culpables del reato de cobardía. Enviarles a las zonas más peligrosas del frente para darles la posibilidad de redimirse con su propia sangre de sus delitos contra la Patria (...). La presente orden ha de ser leída en todas las compañías, escuadrones, baterías, escuadrillas y mandos".

El comisario del pueblo para la defensa



Firmado: Stalin



Moscú, 28 de julio de 1942.

viernes, 8 de octubre de 2010